Imágenes documentaron en Ciudad Juárez que un grupo de 30 migrantes cruzaron una avenida de alta velocidad, después brincaron el bordo del río Bravo (río Grande en EE.UU.) y corrieron para que agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) de México no los detuvieran para impedirles el paso hacia territorio estadounidense. Algunos cargaban a sus hijos en hombros mientras otros los tiraban de la mano en una carrera de 200 metros, justo en el tramo final antes entrar a Estados Unidos.
La Guardia Nacional de Texas no se movilizó, pero los migrantes tuvieron que cruzar la barricada de alambre de púas colocada por el Gobierno texano y después formarse en la puerta 36 del muro fronterizo entre Juárez y El Paso, donde agentes migratorios de Estados Unidos los recibieron para iniciar su proceso.
“Mi sueño es llegar a Estados Unidos, el mentado sueño americano, han salido grandes caravanas de Tapachula, enfrentando toda clase de clima, navegando, vagando”, dijo a EFE el guatemalteco Luis Antonio Cruz, quien esperó en un albergue de Ciudad Juárez el momento más oportuno para cruzar.
El migrante expuso que, para costear el viaje, muchos se endeudan con grandes cantidades de dinero, por lo que desistir no es una opción. “Hay que estar pagando a la mafia y todo eso”, lamentó.
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