La Organización de las Naciones Unidas dio a conocer en su informe sobre la deforestación sobre un fenómeno reciente en varias zonas de Latinoamérica denominado “narcodeforestación”.
“Las organizaciones dedicadas al narcotráfico siguen ampliando sus operaciones, que han llegado a abarcar la minería ilegal, la tala ilegal y el tráfico de fauna y flora silvestres“, señala la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe de drogas del año 2023.
De acuerdo con el informe, existe un nexo importante entre el narcotráfico, los crímenes medioambientales y delitos como la extorsión, el fraude, el trabajo forzado o los homicidios genera un fenómeno de “narcodeforestación” que amenaza a la selva y a sus habitantes, especialmente a los pueblos indígenas.
La JIFE denuncia que son víctimas de desplazamientos forzados, envenenamiento por mercurio y una mayor exposición a la violencia.
“Esa situación podría empujar a las poblaciones vulnerables de la zona a participar en la economía ilícita, por ejemplo practicando el contrabando de cocaína o de gasolina subvencionada (que se utiliza para fabricar cocaína) para los traficantes de cocaína en el departamento de Nariño”, señala la JIFE.
En América Central o en México, el cultivo o el tráfico de drogas convergen también con la tala ilegal o el comercio de fauna o flora silvestres.
De hecho, la JIFE indica que hay estudios que apuntan a que el narcotráfico en Centroamérica puede promover la deforestación mediante prácticas ilegales de control del capital y de la propiedad de la tierra que generan un daño medioambiental incluso mayor que el de la actividad directa de las redes de narcotráfico.
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