La violencia estalló en la capital, Port Moresby, luego de que un pequeño grupo de soldados, policías y guardias penitenciarios lanzaron protestas contra el Gobierno por reducciones en sus salarios.
Aunque el Gobierno prometió rápidamente que enmendaría lo que tildó de fallo técnico, no bastó para frenar a otros ciudadanos contrariados que se unieron a los disturbios. En pocas horas, los altercados se extendieron a la ciudad de Lae, unos 300 kilómetros al norte de la capital de este país insular en el Pacífico.
El estallido refleja la volátil situación en este país, situado a apenas 200 kilómetros de la costa septentrional de Australia. Aunque dispone de enormes reservas de gas, oro y minerales, los grupos de derechos humanos estiman que un 40 por ciento de sus nueve millones de habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza.
Ante los disturbios, la reacción del primer ministro, James Marape, fue la de declarar el estado de emergencia en el país: “Hoy decretamos un estado de emergencia para 14 días en la capital de nuestra nación”, anunció Marape. Más de 1.000 soldados están posicionados para “contener cualquier situación que pueda surgir en adelante”, agregó.
Discussion about this post