Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C.
Las enseñanzas inmersas en el pensamiento de Confucio han prevalecido a través de los siglos, gracias a esas corrientes de saber recopiladas en forma de libros, que toda persona cultivada debería de conocer, hoy sabemos que en la antigüedad dijo: “Por una palabra un hombre es refutado sabio. Por una palabra un hombre es refutado necio”. Éste discernimiento que se ha repetido a lo largo de la historia y condensa la idea de lo más grande y de lo más torpe, sólo se expresa por conducto de la palabra.
En la época actual, por la que México navega: la palabra puede poner el caos en nuestra Nación, lo que quiere decir que la regulación de las cosas en política sólo se realiza en y con la palabra de Andrés Manuel López Obrador. Lo que acontece en nuestra Patria, sin embargo, es que esa palabra, que muchos consideran emanación “divina” cuando es expresada, no antepone el pensamiento de lo que acarrearía el bien para México; lo que significa para la Academia de Derecho Penal, que si se opone ese caos al orden constitucional ello requiere la intervención de la ideología jurídica.
Mis queridos lectores, quizá se atrevan a pensar ¿A qué viene todo esto?
Para dar respuesta a ello comienzo el desarrollo de las presentes líneas, acudiendo al saber de Confucio. La verdad es que el ateneo de estudios jurídico-penales cree que nuestro señor Presidente Constitucional no se midió al decir con sus palabras que a los delincuentes los “va a acusar con sus papás y con sus abuelos”, para los académicos eso resulta una palabra sin pensar en México, una mera palabra sin sentido, sin lenguaje, sin palabras.
A los togados nos parece que cuando pensamos, cuando razonamos hay palabras que al expresarlas nos conducen a la última concreción del pensamiento que pudiera ser benéfico a nuestro México. Por algo es que nuestra Constitución Política Republicana, hace que su letra se transforme en palabras que buscan el bienestar de México.
Andrés Manuel López Obrador, siguiendo el pensar y la palabra de Confucio y aplicándola a éstas líneas, le podemos afirmar que es un necio. La delincuencia no se combate ni con “abrazos y besos”, ni “acusándolos con papá y mamá”, se combate con la ley, eso debe de aprender para el bienestar de nuestro México.
Es cuanto.
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