Por el Dr. Marco Baños
El martes de la semana pasada las y los consejeros electorales del INE sostuvieron una reunión a puertas cerradas con algunas y algunos gobernadores que integran la CONAGO, instancia de la que ya no forman parte los gobernadores de la oposición. La opacidad que caracterizó a este evento ha generado diversas especulaciones que exigen aclaraciones públicas.
Claro que no está prohibido que la autoridad electoral se reúna con las y los titulares de las gubernaturas, son reuniones necesarias por los temas que les son comunes, más en el preámbulo del inicio de los procesos electorales 2023-2024. En el pasado estos encuentros se dieron, pero siempre de manera pública, con una agenda precisa, en presencia de los medios de comunicación y de cara a la ciudadanía.
Varios aspectos de este encuentro llaman la atención y generan cuestionamientos a la institución y a su presidencia. Por qué no se informó previamente sobre su realización y si se invitó a todas y todos los gobernadores o solo a los siete de Morena que estuvieron y que integran la CONAGO. No invitar a todos implicaría una parcialidad lamentable de quien haya convocado y que no haya asistido la mayoría constituye un desaire. El INE es una autoridad obligada a dar el mismo trato a todos los actores políticos, con independencia de sus colores partidarios, más si el propósito consistía en revisar temas presupuestales de los organismos electorales locales e iniciar las actividades de coordinación en materia de seguridad.
También debe informarse con detalle las razones por las cuales se bloqueó la sala de prensa dejando `encerrados´ a los reporteros de la fuente, según se demuestra con un video que exhibe el cerrojo de la puerta, hecho que por lo inaceptable generó que una de las consejeras solicitara una investigación detallada, sobre un acontecimiento que no tiene precedente en la vida del IFE-INE.
Debe aclararse, igual, por qué las representaciones de algunos partidos, no se sabe si las de todos, fueron convocadas dos horas antes de que iniciara la reunión. Tampoco hay claridad respecto a si los temas inicialmente planteados se desahogaron o se habló, como han declarado algunas consejerías, solo de asuntos que interesaban a los gobernantes, como su defensa del presidente porque, en su opinión, el INE lo quiere silenciar; y por qué solo intervino la consejera presidenta y nadie más de las y los consejeros, sin dar respuesta a los morenistas que formularon críticas y acusaciones en contra de la autoridad, pero sin resolver lo de los presupuestos o los temas de inseguridad.
Otro hecho notorio consiste en la fotografía tomada en la explanada de la institución en la que no están todas las consejerías, faltan las consejeras Claudia Zavala y Dania Ravel y el consejero Martín Faz, lo cual, en mi opinión, implica un mensaje sobre su congruencia y su imparcialidad, pero igual sobre posibles desacuerdos internos con la organización y desarrollo de la reunión.
Se trata de un alud de especulaciones surgidas de la falta de información, de la opacidad del hecho y de la falta de una posición pública más clara de la presidencia de la institución. No es a puertas cerradas como se resolverá la delicada situación presupuestal de algunos oples ni el mecanismo para acordar estrategias que blinden a los procesos electorales de los peligros que implica la inseguridad pública. El verdadero riesgo para nuestra democracia está en que empieza a volverse costumbre una conducción opaca de la institución que se observa en varios hechos ocurridos en apenas cuatro meses.
*Profesor en UNAM, UP y UX. Especialista en materia electoral.
@MarcoBanos
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