Las lluvias y tormentas más intensas de la última década que han azotado al norte de China dejaron hasta el momento dos personas muertas, una desaparecida y más de 100.000 evacuadas, informaron las autoridades locales.
La región se encuentra en alerta máxima, a la espera de los efectos aún devastadores que pueden dejar los remanentes del tifón Doksuri, que tocó tierra el viernes.
Los servicios de emergencia hallaron los dos cadáveres en un río del distrito de Mentougou, en la periferia oeste de Pekín, según indicó el periódico estatal Diario del Pueblo.
Un gran parte de la periferia de Pekín “presenta un riesgo elevado de hundimientos, deslizamientos de tierra y riadas de lodo”, según un aviso de las autoridades, que llamaron a la ciudadanía a la precaución y a permanecer en sus hogares.
Según el servicio meteorológico de la capital, en la ciudad cayeron 170,9 milímetros de agua en 40 horas, entre el sábado por la noche y el lunes a media jornada, o sea, casi las precipitaciones que, en promedio, caen en todo julio.
Las autoridades de Pekín son muy cautas ante las fuertes lluvias desde 2021, cuando se produjeron unas graves inundaciones en el centro del país y más de 300 personas perecieron, sobre todo en la ciudad de Zhengzhou.
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