Frente Amplio por México, una resistencia sin fuerza
Por el Dr. Julio Jiménez
Este lunes, la coalición Va por México presentó oficialmente el método mediante el cual elegirán a su candidato para contender en las próximas elecciones presidenciales de 2024; sin embargo, esto podría ser equiparado a “patadas de ahogado”, pues durante más de un año la coalición no ha hecho más que soportar embates sin lograr ser una verdadera oposición al avasallador poderío de Morena.
La propuesta del PAN, PRI y PRD toma ahora la forma del “Frente Amplio por México”, un sistema por el cual cada uno de sus integrantes deberá de recolectar al menos 150,000 firmas a fin de que su abanderado avance en las etapas de selección.
Tras esto, seguirá una serie de filtros en las cuales se realizarán encuestas y debates entre cada uno de los contendientes a fin de que expongan su visión, prioridades y opiniones sobre México ante expertos y la sociedad.
Finalmente, el candidato que culmine con los mejores resultados y mayor aprobación quedará al cargo del Frente Amplio por México.
Sin embargo, pese a ser una propuesta que en papel suena adecuada, la realidad es que no se trata más que de un intento desesperado para hacer frente a Morena, quienes se les han adelantado con creces en estos tiempos de preparación electoral.
Mientras la coalición se destruía internamente con controversias y debates respecto a sus miembros, Morena tomaba la delantera gracias al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en sus mañaneras “destapaba a sus corcholatas” para la presidencia.
Si bien estas acciones se clasificarían como “actos adelantados de campaña”, es bien sabido que al partido guinda le tiene sin cuidado lo que deba de decir el Instituto Nacional Electoral, y seguirá de una u otra forma promocionando a sus candidatos al por mayor.
Esta estrategia les ha dado esplendidos resultados, pues mientras el “Frente Amplio” todavía no tiene un abanderado o cara que dar al público para las elecciones presidenciales de 2024, Morena cuenta ya con cuatro jugadores en el campo: Macelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal y Adán Augusto.
Desde hace más de un año, ya se vislumbraba que ellos eran los favorecidos por el partido Morena, y para sorpresa de nadie, en cuanto culminaron las elecciones del Estado de México, todos tenían preparada ya su renuncia para comenzar a contender por ser los abanderados de su partido.
A pesar de que esta extrema contienda entre los integrantes del partido sirve de antesala para una batalla interna y de traiciones, la cruda realidad es que el debate sobre el futuro presidente del país reside al interior del Morena, no entre partidos como fue en años anteriores.
La contienda al interior del Morena da la ilusión de una democracia, pues al final del día será el mismo partido el que estará al poder, mientras la oposición no hace más que golpear a un caballo muerto.
La estrategia de AMLO fue políticamente brillante, pues no solo logró garantizar que su partido permanezca al poder, sino que también desarticuló a la oposición desde adentro, dejando una institución desordenada que no supone una amenaza a futuro para su existencia al futuro.
No obstante, habrá que ver que depara al futuro para Morena, pues su verdadera esencia reside en el López Obrador, y sus días en el poder están contados…
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