Tras siete días de vistas en Londres, la magistrada Sara Cockerill, de la división mercantil de la Alta Corte, deberá determinar si el fondo de capital de riesgo CRF I Limited es un acreedor legítimo de Cuba.
Cuba asegura que nunca autorizó traspasar deuda comercial impagada de la época de Fidel Castro al “fondo buitre” CRF, que a su vez defiende haberla adquirido legalmente y la reclama con nutridos intereses. La decisión quedará en manos de una jueza británica.
Establecido en las Islas Caimán, el fondo CRF adquirió una cartera de deuda soberana cubana impagada, evaluada en 1.300 millones de dólares, convirtiéndose en el mayor acreedor privado de Cuba.
El fondo reclama, en este caso, dos créditos contraídos por el Banco Nacional de Cuba (BNC) en 1984, cuando aún ejercía como banco central, con Crédit Lyonnais e Istituto Bancario Italiano. Contratados en marcos alemanes, correspondían a unos 12 millones y 3 millones de dólares, pero CRF sostiene que ahora superan 78 millones con intereses.
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